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lluvia de lunas sobre el cerro Vítar y silueta de oliva de sombra. Photoshop, Paint. 65x50. 2012
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Se acerca el chubasco. El cielo se dobla y retuerce encima de nosotros. Pronto caerán las primeras lunas, gotas de luz seca empapando la noche, gotas de luna, aguanieve de estrellas.
Las lunas son como la Virgen, es una aunque luego cada pueblo tenga la suya. Incluso algunos, si son grandes, tienen dos o más. De ambas.
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luna, lucero y chopo |
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luna y oliva |
Cada pueblo tiene su luna predilecta porque hay muchas de ellas donde escoger. Además de las cuatro que hacen cada una de las fases, hay muchas otras. Las hay tempranas que llegan en plena tarde bastante antes de que lo haga la noche. También tardías y perezosas, que remolonean con descuido sin salir hasta que las sorprende el sol del nuevo día. Hay lunas grandes y gordas, bien cenadas y lustrosas, que casi no pueden levantarse del suelo y arrastran la barriga redonda y dorada por el horizonte. Las hay pequeñas y muy brillantes, que vuelan y saltan con agilidad en lo más alto de la noche. Las hay fugitivas, que escapan con sigilo escabulléndose entre las negruras por el barranco abajo. Y poderosas, que amanecen sentadas en los tejados de sus cortijos desde donde dominan los valles y campiñas que les pertenecen. Hay lunas pescadoras que viven de los peces del mar y las hay labradoras que aran surcos de luz entre las camadas de olivares. Hay lunas forasteras que asoman su melancolía a las cunetas de las carreteras y las hay familiares, que cada mañana dan los buenos días a las calles que se desperezan. Las hay de invierno y las hay de verano, las hay de todas clases, formas, colores y olores. Hay tantas y tan variadas que cada pueblo tiene la suya de igual manera que tiene la suya cada hora, cada noche, a veces también cada día. Hay muchas y muy distintas aunque, como la Virgen, todas sean una.
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luna camuflándose en las luces de la noche llena |
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luna entre las nubes y los pinares de la sierra |
Ni dos ni tres veces han sido las que a principios de agosto he querido ver llorar a San Lorenzo. Y siempre con poco éxito, no lo voy a negar, pues apenas he conseguido ver alguna lágrima suelta pero nunca, ni por asomo, esas barraqueras que cuentan que han visto los que saben del cielo. Una vez me invitaron a ver llorar al Santo en una casa de las afueras. Casa bien situada y suficientemente lejana de la civilización lumínica urbana. Me dieron de cenar y de beber y luego una tumbona para tenderme y ver el espectáculo con comodidad. Era una noche de agosto en la que no se movía una hoja y... me quedé dormido. Porque yendo a por estrellas encontré paz y como me gustó, me quedé con ella.
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Luna de Benabolá |
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luna remolona de la mañana |
Algunas veces no he tenido ni la oportunidad ni las ganas de salir al campo en las fechas oportunas. En otras también pocas lágrimas encontré aunque ahora no recuerde la razón del fracaso. Pero no siempre ha sido así, alguna vez he rozado el éxito. Hará como un par de veranos la cosa empezó bien. Era el sitio y el momento indicado cuando, de pronto, cayó una lágrima y luego otra. Parecía que se arrancaba por fin a llover. Y cuando ya tocaba con las manos el premio tantas veces buscado, entonces, por detrás del cerro Vítar, asustada no se si por mis pasos o por los pasos nerviosos de los perros, levantó el vuelo una luna menguante que casi de inmediato se escondió en lo más espeso de las siluetas del campo. Fue apenas un suspiro. Sus alas apenas rompieron el silencio durante unos fugaces instantes pero fueron lo bastante. Hubo luz y ya no hubo estrellas. Sólo ese vuelo imprevisto y corto fue el recuerdo de aquella noche. Buscando estrellas me topé con lunas.
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luna artificial de exterior |
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luna artificial de interior |
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lunas artificiales de barra de bar |
Me he topado con pocas estrellas fugaces pero con muchas lunas. Las he visto saltar, volar y esconderse y he coleccionado sus luces, las sombras que fabrican sus luces. Es por todo ello que he pintado una lluvia de lunas. Son lunas perseidas estas porque son lunas de verano. Porque yendo a por lágrimas me encontré con ellas. Son lunas de mi pueblo (cada pueblo tiene la suya y en el caso del mío, varias) Es una tormenta lunar de verano sobre el cerro Vítar.
Son muchas, aunque como las vírgenes todas sean una, pero aunque sean una el que sabe de lunas a cada una por su nombre la conoce.
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¿Sol o luna? |
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Silueta de oliva movida por el aire y detrás una luna |