Virgen de Tíscar. Cera y óleo sobre papel. 65x50. 1990
|
Cuando un primo mío armado de caña y cigala decía aquello de “Dios no existe pero la Virgen de Tíscar sí”, estaba expresando una verdad fácilmente contrastable al menos por lo que toca a la Virgen. Y es que se la puede ver en cualquiera de sus numerosas procesiones, en Tíscar y en Quesada. Se la puede ver también en las miles de estampas, fotografías enmarcadas, grabados más o menos antiguos, medallas, estadales y recuerdos de quincalla: navajas, mecheros, dedales, cajas metálicas de plástico que sirven para nada y cosas por el estilo. Lo de Dios es por el contrario bastante opinable y ahí no entro.
![]() |
Principios s. XX |
La imagen más difundida en estas representaciones es un fotomontaje con la Virgen en el cielo y abajo una vista de Tíscar, la clásica, desde la carretera por encima del Vadillo. Es una Virgen voladora que a los habituados no nos sorprende pero que a los neófitos quizás si.
No siempre ha sido esta la norma. En los grabados antiguos y en las primeras fotografías la Virgen no volaba y apenas se acompañaba de algún ángel. Fue tras la Guerra cuando, después de un primer momento de indefinición en el que la Virgen Nueva intentó imitar a la Antigua, adquiere personalidad propia y comienza a volar. Pongo aquí algunas reproducciones que reconstruyen la historia. Podemos apreciar como en los tiempos modernos los iconos han vuelto a la estampa clásica, sin vuelos, abandonando esa muy antigua tradición de casi cincuenta años. Eso sí, ahora se añade a la estampa, como detalle moderno y rompedor, un giro de cuarto de perfil.
No siempre ha sido esta la norma. En los grabados antiguos y en las primeras fotografías la Virgen no volaba y apenas se acompañaba de algún ángel. Fue tras la Guerra cuando, después de un primer momento de indefinición en el que la Virgen Nueva intentó imitar a la Antigua, adquiere personalidad propia y comienza a volar. Pongo aquí algunas reproducciones que reconstruyen la historia. Podemos apreciar como en los tiempos modernos los iconos han vuelto a la estampa clásica, sin vuelos, abandonando esa muy antigua tradición de casi cincuenta años. Eso sí, ahora se añade a la estampa, como detalle moderno y rompedor, un giro de cuarto de perfil.
![]() |
Años 40 |
![]() |
50, 60 y 70 |
La cosa de las tradiciones tiene estas paradojas. Que a pesar de ser modernas lloramos su desaparición como si fueran, que lo son, ejemplo y muestra del pasado que se nos va. Hace ya un tiempo, en la Lonja y el día de la Traída, con la Virgen encabezando al público extasiado, se entretuvieron en quemar un bonito castillo de fuegos artificiales amenizado con fondo musical de 2001(Sí lo de Odisea en el espacio). Faltó que apareciera un ovni con don S. Kubrick a los mandos para completar tan pío espectáculo. Pues seguro que si como temo se han venido repitiendo estos años parecidas escenas, se habrá constituido finalmente en costumbre antigua hasta el punto que en ese día, esperemos próximo, en el cual felizmente se suprima, llorarán por las esquinas y en la revista de las ferias los inevitables defensores de las nuevas costumbres y tradiciones locales de toda la vida.
![]() |
Tiempos modernos |
La Virgen que encabeza la pinté en 1990 en el mes de enero. En plena ola de frío, cuando vivía en Agustina de Aragón en una casa perfectamente climatizada y con una magnífica calefacción en verano y aire acondicionado en invierno. La Virgen la copié de un grabado antiguo, 1904, que no recuerdo de donde saqué ni donde está. Es uno de esos grabados de la Virgen un poco infantiles e ingenuos que han sobrevivido en cortijos y rincones perdidos. A cera y a lápiz le añadí el Santuario tal como era moda hasta esos años noventa y también le puse un par de ángeles, chico y grande. Para darle más vuelo a la estampa, claro.
![]() |
Cabecera de un folio de la Posguerra |
Completo el estudio iconográfico, mediante el que acredito suficientemente mis conocimientos de Historia del Arte, con un retrato de la Posguerra en el que observamos una Virgen “comentada”. Y también adjunto la fotografía de uno de esos grabados perdidos en lugares olvidados de los que hablaba antes. Está bién acompañado: cartones de ducados, botellín del Alcázar, banderines de fino Quinta, botellería de anís, "coñada" y güisqui nacional, servilletas enrolladas en un vaso de caña de cerveza… Obsérvese abajo a la derecha un cartel (puro marketing de vanguardia en aquella época y lugar) anunciando ricas raciones de queso. Por cosas del encuadre (la fotografía no era digital y se disparaba sólo una vez) nos quedamos sin saber el precio de tan acreditado plato.
![]() |
Bar de la esquina de la Plaza. Noche de la Fiesta de Tíscar. 1987 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario