Puesta de sol en Baeza. Óleo sobre lienzo. 55x46. 2001
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Puesta de sol en Baeza. Excel, Paint, Photoshop. 2011
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Recuerdo que hace ya
demasiados años era costumbre en las tardes de verano subir al bar del Mirador
para ver la puesta de sol. El espectáculo era, sigue siendo, bastante
espectacular como suele ocurrir en casi cualquier sitio donde haya un horizonte a poniente y un sol muriendo. En esas tardes bochornosas las calimas brillan con tonos
violentos y calientes. La luz redonda y enorme del sol tiembla
rompiendo la geometría perfecta de su figura. Mientras la temperatura de la luz elimina
los matices y deja sólo la pura idea de fuego apagándose.
Entonces, en aquellos
años, las sillas y las mesas eran de
esas de tijera, de madera, creo recordar que pintadas en verde. Los botellines
de cerveza de aquellos chatos del
Alcázar con el Castillo de Jaén serigrafiado en blanco. La tapa, garbanzos tostados o
cosas parecidas, antípodas de cualquier sofisticación o exceso actual. Nada mas irse el sol
empezaba a oscurecer y desde el río subían olores de huerta recién regada, de tamo
y paja trillada. Por la carretera aquella tan modesta de entonces subían por pares los faros de los coches que
llegaban al pueblo, de los "lanrover" que volvían del campo. Por la parte de la Sierra apenas luces o ninguna, a veces un punto lejano y tenue de alguien bajando del Chorro. Desde el interior del bar se escapaba el sonido metálico y chillón de Radio Jaén, del
cante y de la copla.
No recuerdo si el sol
se ponía exactamente encima de Baeza (imagino que no). Pero el resplandor del
cielo descansaba sobre el perfil oscuro y casi horizontal de la Loma. En un extremo la
silueta negra de la catedral de Baeza conquistaba la escena a pesar de su
pequeñez. En mi recuerdo (imagino que recreado), el sol siempre desaparecía
guiándose por la flecha de la torre.
Baeza desde Toaires |
Hace muchísimos años
que no subo por allí al caer la tarde en verano. No he subido por muchas razones
entre las que no es la menor que ahora las tardes son muchísimo más
calurosas o eso me parece a mí. Hoy en día a esas horas el ambiente es
sofocante. Mi cuñado Salva dice que se debe a que ya no riegan las calles al
atardecer. Yo creo que también influye el riego del campo y de las huertas que se
hace por goteo y no a manta como entonces. Este es desde luego un debate que
merecería tiempo y abundancia de opiniones y que, por supuesto, requeriría que
llenaran bastantes veces.
Aunque la Loma , la catedral y el sol
siguen en su sitio yo no he vuelto por allí . Desde el mirador nuevo que
han hecho en la carretera de Huesa, encima de Toaires, la vista es parecida. No
es necesario volver a los
escenarios de juventud.
En el 2001 pinté una
primera versión de este ocaso resaltando la silueta de la torre y también las
casas de Baeza, Úbeda y Torreperogil y además, la luna levantándose en el otro
plato de la balanza. Hace un par de semanas hice una segunda versión, ya muy moderna y digital,
donde el dibujo no es más que lo que rodea y acompaña al sol y a la catedral de
Baeza. Será melancolía o como dice mi prima Rosi, la búsqueda irreflexiva de lo
que sabemos que ya no encontraremos nunca: el pasado.
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