martes, 29 de septiembre de 2015

Luna Azul

Luna Azul con vino blanco, vela para mosquitos y albahaca. Acrílico y óleo. 65 x 50 cm 2015

Fue una noticia inesperada que anunciaba algo hermoso y poético. Algo que no se había dado desde hacía no se cuanto tiempo y hasta otro tanto no se volvería a dar. Una luna azul. Pocos sabíamos que fuera aquello, pero a pesar de ignorarlo, todo el que leía el titular imaginaba literalmente eso, una luna llena y azul en un cielo estrellado. Una luna excepcional y bella que, sin que nadie la hubiéramos visto jamás, a todos nos traía recuerdos imaginados de otros años más jóvenes…

Demasiado bonito. La vida suele ser dura y la naturaleza, aún más menudo, cruel. Leyendo el cuerpo de la noticia, que es lo que siempre hay que hacer y casi nunca se hace, la cosa resultaba de índole absolutamente contraria a la sugerida en el titular, un asunto absolutamente administrativo, de papeleo, sellos y fechadores. La luna así llamada es, tristemente, aquella que repite su fase de llena dos veces en un mismo mes. Geometría de calendario, noticia de relleno para veranos somnolientos. Pero eso sí, en el burócrata que nombró el fenómeno debía habitar un escribiente-poeta, seguramente sebastianista y radicalmente melancólico, como aquel famoso oficinista de Lisboa traductor de documentos de comercio exterior.

Pero como digo, la lectura de aquel titular con deprecio del cuerpo de la noticia provocó gran revuelo en las redes. Muchos preguntaban que fuera eso de la luna azul, cuándo y dónde se podía ver, si había lugares y circunstancias que favorecieran su contemplación, etc. Una lluvia de pequeñas decepciones apagó los sueños cuando se supo que era blanca, como todas, como todas las lunas de toda la vida.

En medio de la decepción recordé que tenía por ahí sueltas y medio olvidadas algunas cosas de la luna. Y se me ocurrió aprovecharlas y  hacer una luna realmente azul.

Al efecto dispuse mi terraza con las casas y edificios de los alrededores y el pico de la Concha predominando. Imaginé un cielo con estrellas alrededor de una luna llena y azul, envuelta en azules de otros tonos. Entre los árboles y los tejados, en las ventanas, amarillos y blancos artificiales eléctricos. Pero como solo el color de la luna es imaginado, no lo es la escena, como es noche de verano, hay una vela antimosquitos y una maceta de albahaca para mayor protección. Y una copa de vino blanco, para beberla despacio y seguir pensando, como dijo aquella vez el sargento Paine, en los propios asuntos, que no son otros que las estrellas de colores: sueños girando alrededor de la Luna Azul, como la luz del día gira alrededor del Sol. 


Luna desde mi terraza

Otra

Y una tercera

Vino, albahaca y vela antimosquitos

Esperando a la luna

Tomando el sol

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