domingo, 15 de junio de 2014

LUCI CAMINO DEL CERRO DEL SOL

(Amanece en la Dehesa del Generalife)

Amanece en la Dehesa del Generalife. Photoshop. 65 x 50 cm. 2014
Casi no es aun de día (desde luego no ha salido todavía el sol aunque sí que está, porque se le ve reflejado en el filo del cielo de levante, encima de la Sierra) y con esta luz azul y fresca del amanecer ya estamos de caminata por la Dehesa del Generalife Lobo, Luci y yo.




Es demasiado temprano y sólo los viejos y los suicidas andamos por aquí a estas horas. Los suicidas porque si en su desgracia triunfan, allí están inmoviles  al alba y los viejos porque cada vez mas nos gusta aprovechar estas horas primeras en las que el mundo sale de la oscuridad con un nuevo día por delante, entero.

Cuando amanece parece que existe el futuro y una nueva vida. Por eso me gusta madrugar.

En estas excursiones siempre nos gana Luci. Tan tímida, tan miedosa, revive cuando dejamos la calle y pisamos la tierra y el campo. Salta y corre, va y viene, ríe, chilla y ladra: es una perrilla que no parece ella, que la han cambiado.




El brillo del horizonte se ilumina reventón, ya se oye como el sol se acerca (en nada saltará por encima del Veleta), ya estamos dando al barranco por donde va el Darro. Es heroico y famoso el paisaje: con el fondo difuso de la Vega y los montes que la cercan, las casas y cosas de Granada: el Palace, el alminar almohade de San Juan de los Reyes y el zirí de San José, la casa del Almirante de Aragón, los balcones y los altos miradores, el vía crucis y las cruces devocionales camino del Sacromonte, la ermita del Santo Sepulcro, las antenas militares, la cerca de Don Gonzalo y las cuevas, San Miguel en el Aceituno y un tren en la estación (desde aquí no distingo si llega o si sale). En el poniente del amanecer el cielo se estratifica en bandas azules, grises, rosas y de luz clara.

Es, como digo, un paisaje muy nombrado y comercialmente potente este del amanecer en la Dehesa del Generalife. Pero en realidad no son estas vistas las que pinto, que no hace falta porque estarán siempre ahí. Los que no estaremos somos nosotros y por eso aquí a quien retrato es a Luci y a nuestro nuevo día por delante.

(Tan retraída y triste con la gente cuando salimos al campo es otra y salta y corre, se revuelca en los olores del suelo y en el barro de los charcos,  va y viene, ríe, chilla y ladra: es una perrilla feliz y por eso sale aquí, en el borde del barranco, junto a la Alberca Rota, desde donde se escucha el Darro y martillos de fraguas imaginarias en las discotecas del camino del Monte.

N.B. Lobo no sale aquí porque ya salió en un autorretrato de atardecer en la playa junto al río Guadaiza (donde a falta de día por delante soñamos  con estrellas de colores).